Ann Berg es una patóloga de 27 años que encuentra la garra de un animal sobre un corzo muerto. Como no sabe a qué animal pertenece dicha garra, se lo pregunta a un experto en la materia: Mitch McDearie, propietario de un terrario de cocodrilos. Cuando están investigándolo, ambos se encuentran de frente con un enorme cocodrilo del que tienen que huir, pero al que se proponen cazar para evitar posibles muertes de seres humanos. Sin embargo, la principal amenaza de esta singular pareja no es el reptil, sino los dueños y traficantes del animal, a la cabeza de todos ellos Killiak, que quiere su cocodrilo de vuelta para poder venderlo. McDearie se ve, así pues, forzado a darle lo que en realidad es suyo a Killiak si quiere volver a ver a su joven hija.