Papá está muerto, y mamá se encerró a llorar y a dormir, no quiere ver a nadie. Franca y su hermano menor custodian la puerta de la habitación para que ninguno de los molestos deudos moleste el duelo solitario. Luego, y a la espera de la partida hacia el entierro, dan vueltas por el barrio, en busca de un poco de oxígeno para sus cabezas bombardeadas por la situación. Y entonces las conversaciones se suceden casi sin solución de continuidad. Al borde de la adolescencia no son sino dos hermanos un poco perdidos tratando de sortear una única certeza, la muerte, y las incertidumbres que se plantan con ella desde ahora. (FILMAFFINITY)