Chema, Fernando y Millán son tres jóvenes y brillantes profesionales en paro. Aparte de cobrar el subsidio de desempleo, ejercen actividades de carácter picaresco que rozan el delito. Chema pide dinero en el Metro, fingiéndose impedido; Fernando vende “chocolate” en El Rastro, y Millán ejerce de plañidero en entierros y velatorios. Pero como estos oficios no son muy lucrativos, deciden crear una Agencia Matrimonial. A pesar de que carecen de los recursos técnicos más elementales, empiezan a recibir a los clientes, emparejándolos a unos con otros. Una serie de despropósitos en cadena convierten el ambicioso proyecto empresarial en un auténtico caos.