Tras salir de prisión, Ned vuelve a su hogar irlandés de la Australia colonial, donde la familia Kelly, orgullosa de sus orígenes, sobrevive en una granja que está bajo la sospecha de las autoridades de ser un lugar de ladrones y proscritos, que viven del robo de caballos. Cuando la madre es detenida y condenada por encubrimiento, su hijo Ned, se ofrece por ella. La negativa desencadena la ira de Ned que, junto a un grupo de partidarios, desafía a la policía con atracos a bancos de poblaciones del sureste de Australia. Con la muerte de un policía se intensifica la persecución, a la que responde Ned con golpes cada vez más audaces y criminales, que lo convierten en una leyenda y en héroe nacional.