En Iquitos, el cónsul de un país sin nombre debe enfrentarse a una doble persecución; por un lado la de las autoridades locales en busca de un refugiado político y, por otro, la de los celos incontrolables de su hija Anna, que acaba de llegar para celebrar su decimonoveno cumpleaños con él. Una ominosa atmósfera pesa sobre esta vieja ciudad cauchera, de magnífico pasado, aislada en la amazonia peruana. Tierra caliente, rodeada de ríos, la última de las fronteras donde, según dicen sus habitantes, "una vez estuvo el paraíso".