La película mezcla la leyenda del Fausto con la realidad política argentina de la época. En ella, la vida del protagonista Bruno Sánchez, representado por Alfredo Alcón, un hombre de mediana edad que vive con su madre y no se atreve a hablarle a su vecina de la que está enamorado, se ve envuelta en una serie de peripecias a partir de conocer a Mefi, un extraño personaje representado con Mario Alarcón.